ChatGPT, Midjourney, Sora... Las hazañas de la inteligencia artificial no dejan de sorprendernos. Sin embargo, ¿tenemos aquí IA fuertes o IA débiles? ¿Qué distingue a estos dos enfoques de la simulación de una inteligencia humana?
Al principio de la película Terminator 2, somos testigos de una escena que marcó a muchos. Proveniente de otro planeta, el robot interpretado por Schwarzenegger entra, en la más simple indumentaria, en un bar y procede a analizar su entorno listando a los humanos que encuentra, antes de abordar a un jugador de billar a quien le pide: «Quiero tu ropa, tus botas y tu moto». Los protagonistas no tienen ninguna pista que les permitiría detectar que este Terminator no es un humano como ellos mismos.
Lanzada en 1991, la película siguió los pasos de muchas otras obras, desde los robots de Isaac Asimov en los años 40 hasta el mayordomo temeroso de Star Wars (1977) presentando la inteligencia artificial en acción.
¿Estamos cerca de tales realizaciones? Para responder a esta pregunta, es importante comprender la diferencia entre la IA débil y la IA fuerte.
La misión de la IA
Como recordatorio, bajo el nombre de inteligencia artificial, se describen los diversos intentos realizados desde hace más de medio siglo para llevar a las máquinas a simular el razonamiento humano.
¿Qué es una IA débil?
Desde el comienzo del milenio, la inteligencia artificial se ha infiltrado en los campos más diversos: salud, financiero, reconocimiento de voz… Cuando tu banco se comunica contigo para señalar una transacción sospechosa, esa es una aplicación de inteligencia artificial que estuvo en el origen de la alerta.
Entre las aplicaciones destacadas ha figurado el vehículo autónomo Waymo (anteriormente conocido como Google Car). El pasajero entra en el vehículo, le indica que su misión es ir a Santa Bárbara. A partir de ahí, Waymo maniobrará de la mejor manera, adaptará su velocidad a la del tráfico circundante, evitará obstáculos móviles, empezando por los peatones que podrían aparecer de repente.
La IA también ha invadido nuestro día a día de manera imperceptible, como cuando hablamos con asistentes de voz como Siri o Alexa, o cuando Netflix recomienda películas específicas basadas en nuestras elecciones habituales y en las de aquellos con gustos similares.
Desde finales de 2022, hemos entrado en la era de las IA de auto servicio luego del éxito de ChatGPT. Más de un medio se ha maravillado con las hazañas de esta aplicación que es capaz de responder a todo tipo de preguntas que le hacemos, ya sea escribiéndolas o dictándolas.
Todo esto es impresionante, ¿no es así? Sí, pero… Todas las IA mencionadas aquí se identifican como IA débiles. ¿Sorprendente? Pero, ¿por qué este calificativo de «débil»?
Una IA débil, o especializada, se concentra en tareas precisas y predefinidas. Así, Waymo, aunque funciona con total autonomía, sólo sabe pilotar un vehículo con una excelencia indiscutible, pero no sabe hacer nada más. Además, responde a las solicitudes de un humano. Es el pasajero quien le da una misión de llegar a Santa Bárbara.
De igual manera, ChatGPT es una IA débil, ciertamente muy avanzada. Esta IA conversacional opera sobre la base de reglas algorítmicas claramente definidas, se basa en un modelo de aprendizaje desarrollado a partir de un amplio corpus de texto. Podría indicarnos cómo hacer una tortilla de hierbas, pero no podría prepararla ni realizarla. En resumen, ChatGPT sólo responde a las preguntas que le hacemos y no manifiesta una voluntad propia.
De la misma manera, Midjourney y Sora llevan a cabo obras artísticas operando sobre modelos predefinidos y en respuesta a nuestras solicitudes. Y lo mismo podría decirse del sistema AlphaGo que venció a uno de los campeones del mundo de Go y de varios sistemas especializados en una tarea.
¿Qué es una IA fuerte?
El personaje interpretado por Schwarzenberg en Terminator 2 está más cerca de lo que esperamos de una IA fuerte.
¿A qué nos referimos con inteligencia artificial fuerte? Con esta expresión nos referimos a una forma teórica de IA que demuestra una inteligencia y una autonomía realmente comparables a las de los humanos. En otras palabras, una IA fuerte integraría las capacidades de ChatGPT, de Waymo, del reconocimiento de voz de Siri, de AlphaGo, de los algoritmos de recomendación de Netflix y de todas las demás inteligencias artificiales débiles. A esto añadimos la capacidad de aprender por sí misma, de planificar una serie de acciones con el fin de resolver cualquier problema que encuentre, y de implementar dichas acciones.
Es obvio que tal IA estaría materializada en un robot de forma humana, puesto que, con tal interfaz, es posible hacer funcionar todos los objetos que nosotros mismos utilizamos. Un punto esencial: una IA fuerte sería tan hábil que una persona que hablara con ella no podría distinguir entre ella y un humano. Cabe señalar que entre sus hazañas también debería figurar la capacidad de auto-repararse o incluso de reparar a sus semejantes.
Hasta la fecha, no existe una IA fuerte y las especulaciones sobre la fecha de aparición de tal súper inteligencia son amplias. Según los expertos consultados, la fecha varía de 2068 a 2138, lo que significa que queda un largo camino por recorrer.
IA fuerte e IAG
¿Qué pasa con la Inteligencia Artificial General (IAG) a menudo asociada con el concepto de IA fuerte? En realidad, la primera es un subconjunto de la segunda. Si bien las capacidades son comparables, los partidarios de la IA fuerte quieren creer que tarde o temprano, esta podría desarrollar una conciencia de sí misma, una hipótesis que algunos siguen considerando utópica o incluso fantasiosa. Esto es lo que teorizó especialmente en 1980 el filósofo estadounidense John Searle con “el argumento de la habitación china”. Imaginó a una persona que no habla chino aislada en una habitación con varios manuales. Aunque no comprende este idioma, es capaz de asociar instrucciones comunicadas en chino con acciones definidas en los manuales. Así, esta persona daría la impresión de entender lo que se le dice aunque solo esté siguiendo reglas precisas.
El IAG parece una perspectiva más alcanzable y, desde nuestro punto de vista, debería tener las capacidades de una IA fuerte sin ese extra de alma que las máquinas quizás nunca puedan manifestar.