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Gestión de API: ¿Qué es? ¿Cómo aprovecharla al máximo?

La gestión de API permite dirigir, asegurar y hacer evolucionar las interfaces de programación dentro de un sistema de información. Descubre por qué esta gestión se ha vuelto indispensable, y cómo lograr su implementación gracias a las mejores soluciones como Azure API Management, Google Cloud Apigee o AWS API Gateway.

Las API están en todas partes. Permiten que las aplicaciones se comuniquen entre sí, que los servicios en la nube se interfacen, y que los socios colaboren a gran escala. A medida que las empresas digitalizan sus procesos y abren sus sistemas, las interfaces se multiplican… a veces hasta volverse incontrolables.

Esto genera flujos de datos en silo, fallas de seguridad mal identificadas, un rendimiento que se degrada, y una dependencia creciente a API externas a menudo mal gestionadas. Ante esta complejidad, se impone una disciplina para dirigir, asegurar y valorizar las interfaces de un sistema de información: la gestión de API.

¿Dejar que sus API vayan a la deriva? ¡Mala idea!

A primera vista, una API parece inofensiva. Un punto de entrada hacia un servicio, una simple URL, algunos parámetros. Pero en una empresa moderna, son a menudo cientos de API que cohabitan – algunas desarrolladas internamente, otras provenientes de socios, a veces heredadas de proyectos antiguos.

Y sin gobernanza, pueden surgir varios peligros. Primera amenaza: la seguridad. Una API mal protegida puede exponer datos sensibles a usuarios no autorizados, o incluso a ciberataques automatizados.

Una interfaz olvidada, que permanece en producción cuando ya no debería estarlo, puede volverse una puerta de entrada hacia todo el sistema. La segunda desviación posible es la falta de coherencia. Cuando cada equipo desarrolla sus API por su cuenta, sin un estándar común, se termina con interfaces redundantes, convenciones diferentes y una documentación azarosa.

Las integraciones se vuelven más lentas, los errores más frecuentes, y una deuda técnica puede acumularse. Además, en la ausencia de seguimiento centralizado, es imposible saber qué API son las más usadas, cuáles causan problemas o merecen optimización. Por lo tanto, se trabaja a ciegas. Gestionar sus API no es un lujo, sino una necesidad para toda organización que quiera dominar su arquitectura, garantizar la seguridad de sus flujos y fomentar la innovación sin caos.

Una caja de herramientas completa para mantener el control

Gestionar API no se reduce a colocar un cortafuegos frente a un servicio web. La gestión de API se basa en un conjunto de funciones clave que garantizan la fluidez, la seguridad y la coherencia de los intercambios. Antes que nada, hay que saber exponer una API correctamente. Esto implica definir puntos de entrada claros, documentar los parámetros y las respuestas, versionar las evoluciones y permitir que los desarrolladores comprendan y prueben rápidamente la interfaz.

Un portal para desarrolladores bien diseñado es indispensable, ya que es la puerta de entrada hacia todo tu ecosistema. Otro punto importante es asegurar todos los accesos. Cada llamada de API es un intento de diálogo con un sistema.

Aún queda por saber quién habla, por qué, y con qué autorización. La gestión de API permite implementar mecanismos robustos: autenticación (OAuth, JWT), control de acceso granular, limitación de ancho de banda, cifrado de datos… Todo esto, sin sacrificar el rendimiento. Y este es un punto crucial, ya que una API que se ralentiza o falla, es todo un servicio que se vuelve inutilizable.

Las plataformas de gestión de API integran tableros de control dinámicos, capaces de identificar las causas de ralentizaciones, los picos de carga o los errores recurrentes. Esto permite intervenir rápidamente, ajustar los recursos, o incluso detectar comportamientos sospechosos.

Sin embargo, una API no es fija: evoluciona. Se añaden funcionalidades, se deprecian versiones, se adaptan las respuestas. Sin un ciclo de vida controlado, estos cambios pueden romper integraciones existentes. De ahí la importancia de definir reglas precisas: ¿quién publica? ¿Cómo versionar? ¿Cómo anunciar una modificación?

Con la gestión de API, estas reglas se convierten en procesos formalizados y esto permite una gobernanza a largo plazo. Algunas empresas van aún más allá, transformando sus API en productos por derecho propio. Gracias a los portales de suscripción, la facturación por uso y los planes tarifarios, es posible abrir servicios a socios o clientes… mientras se generan ingresos.

Las mejores plataformas de gestión de API

Entre orquestar las llamadas, filtrar los accesos, supervisar el rendimiento y documentar cada versión, la gestión de API cubre muchos aspectos. Sin embargo, es importante elegir la plataforma adecuada, adaptada a su arquitectura, sus herramientas y sus ambiciones. No hay una solución universal, ¡pero existen herramientas para cada caso de uso!

Si utilizas Power Apps, Power Automate, Power BI u otras soluciones de Microsoft, Azure API Management es una elección natural. Permite exponer fácilmente API a través de conectores personalizados, asegurar los accesos mediante Azure AD, y rastrear todas las llamadas a través de Azure Monitor. Además, su integración con los servicios cloud nativos es totalmente fluida.

Por su parte, Google Cloud ofrece Apigee: una solución completa y muy madura, que destaca por su potencia de análisis, sus herramientas de monetización de API y su capacidad para integrarse en arquitecturas complejas.

Está destinada a grandes empresas con desafíos de rendimiento, seguridad multinivel y gobernanza detallada. Su punto fuerte es el control granular sobre el ciclo de vida de las API. En AWS, API Gateway es la puerta de entrada ideal para las arquitecturas full cloud o serverless. Se integra perfectamente con Lambda, DynamoDB, IAM, o incluso CloudWatch.

Ultra escalable, orientada al rendimiento, esta solución requiere sin embargo un buen nivel de familiaridad con el ecosistema de Amazon Web Services. Si ya tienes una stack de Amazon bien instalada, es una elección lógica.

Además de estas soluciones proporcionadas por los tres gigantes de la nube, existen varias referencias en gestión de API. Modular y de código abierto, Kong Gateway puede ser autohospedado, implementado en la nube, o usado en versión empresarial con una interfaz de gestión completa.

También ofrece un rico ecosistema de plugins (auth, log, cache, transform…), perfecto para un uso híbrido o para las arquitecturas de microservicios. Si tus necesidades van más allá de la simple exposición de API, MuleSoft Anypoint Platform es ideal. Más orientada a la integración a gran escala, permite conectar todo un sistema de información a través de flujos complejos.

Esto permite conectar tus ERP, CRM, o sistemas heredados. Además, MuleSoft también destaca en los aspectos de gobernanza, data lineage y documentación. Menos conocida, pero cada vez más utilizada en Europa, Gravitee ofrece una solución completa tanto de código abierto como cloud-native, con funciones de gestión del ciclo de vida, autenticación, análisis y plan de suscripción.

Su promesa es una plataforma a la vez ligera, moderna y extensible. Te corresponde elegir la solución más adecuada a tu volumen de API a gestionar, al nivel de automatización buscado y a tu ecosistema técnico existente.

¿Cómo industrializar su estrategia de API sin enredarse en el código?

Adoptar una solución de gestión de API no garantiza el éxito por sí solo. Para aprovecharlo al máximo, es necesario construir un enfoque estructurado, alineado con los desafíos técnicos y empresariales. El primer paso es definir las reglas del juego. Versionar sus API, documentar sistemáticamente, publicar según un proceso claro: esto parece obvio… pero no siempre lo es.

Establecer estándares desde el principio permite evitar desviaciones y mantener la coherencia a medida que el número de API aumenta. Por otro lado, un error común es confiar la gestión de API únicamente al equipo de TI. Sin embargo, una API bien diseñada responde a una necesidad empresarial.

Por lo tanto, debe pensarse teniendo en cuenta a los usuarios finales, ya sean desarrolladores socios, clientes o equipos internos. Crear un portal para desarrolladores claro y accesible es a menudo un factor decisivo. El tercer punto a recordar es automatizar para respirar mejor. Generar documentación a partir del código, automatizar las pruebas de rendimiento, integrar el despliegue de API en una cadena CI/CD: la gestión de API se integra en DevOps.

Menos operaciones manuales significa menos errores y más tiempo para innovar. Sin embargo, también debes pensar a largo plazo. Una API es un contrato entre dos sistemas. Por lo tanto, es necesario prever las evoluciones sin romper todo, planificar las depreciaciones, anticipar las necesidades futuras. La gestión de API permite justamente acompañar este ecosistema vivo, y hacerlo sin perder el hilo.

Gestión de API y Power Platform: el arte de conectar sin exponerse

En el universo de Microsoft, las API no son solo un bloque técnico. Son el combustible que alimenta toda la Power Platform. Son consumidas por Power Apps para crear aplicaciones empresariales dinámicas, orquestadas por Power Automate para automatizar procesos, y Power BI se conecta a ellas para ingresar datos casi en tiempo real.

Problema: cuando cada herramienta explota una API diferente, con su propia lógica, sus propias reglas, sus propias fallas… se vuelve muy rápidamente un desorden. Afortunadamente, Azure API Management es el bloque que actúa como el director de orquesta de las interfaces. Su papel es centralizar los accesos, estandarizar los comportamientos, vigilar los usos y encuadrar las llamadas.

Todo esto, en una lógica de gobernanza unificada. Tomemos el ejemplo de una aplicación en Power Apps diseñada para que Recursos Humanos consulte los perfiles internos de un sistema heredado.

En lugar de llamar directamente a la API del SI, es posible publicarla en Azure API Management para añadir una capa de autenticación como Azure AD, una clave de API o oAuth. Esto permite limitar el ancho de banda y exponer esta versión controlada a través de un conector personalizado en Power Apps. La seguridad se refuerza, la experiencia es más fluida, y ya no hay una dependencia directa en el backend.

Misma lógica del lado de Power Automate: una API externa (por ejemplo, la de un CRM) puede encapsularse, transformarse sobre la marcha, y explotarse en un flujo automatizado sin tener que lidiar con la complejidad técnica.

Gracias a Azure API Management, también es posible vigilar los errores, seguir las llamadas y ajustar las cuotas en caso de un pico de carga. Por su parte, los ingenieros de datos que utilizan Power BI pueden exponer una API tipo «push dataset» o alimentar un modelo a través de Power Query usando conectores que pasan por una capa de API Gateway.

En la Power Platform, la gestión de API es por lo tanto tanto un acelerador de industrialización, un guardián de seguridad, como un elemento clave para una arquitectura de datos moderna.

Conclusión: Gestión de API, una solución para hacer que tus herramientas sean interoperables y sólidas

API, automatización, conectores, orquestaciones… los flujos de datos no dejan de multiplicarse, y con ellos, la necesidad de mantener el control. La gestión de API no es un lujo, sino una necesidad para toda organización que desee construir una arquitectura sólida, segura y evolutiva.

En un entorno rico como la Power Platform, se convierte en el punto de paso obligado para unir los componentes entre sí: Power BI, Power Automate, Power App, todo se basa en APIs bien gestionadas, expuestas y vigiladas.

La clave: automatizaciones más fiables, dashboards más reactivos, y equipos más autónomos. Para aprender a dominar estos desafíos de arquitectura, integración y gobernanza de flujos, puedes elegir DataScientest.

Nuestra formación de Data Engineer te permitirá aprender a diseñar pipelines de datos robustos, manipular APIs, utilizar herramientas como Azure Data Factory, Databricks o incluso Azure API Management, y construir arquitecturas cloud pensadas para la escalabilidad y la seguridad.

También ofrecemos capacitaciones certificadas para dominar las plataformas cloud AWS y Microsoft Azure, incluidas sus servicios de gestión de API. Estas soluciones también están en el programa de nuestras formaciones de ingeniero DevOps y administrador cloud, ¡ya que se han vuelto imprescindibles para estos oficios!

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